Cuando pienso en lo muchísimo que me esfuerzo para que mis hijos lean (con mas o menos éxito), recuerdo la historia de Lua Oliveira, que descubrí casualmente, hace escasos meses, en The Jakarta Post, y que me dejó impresionada por su determinación a tan temprana edad.
✅ Lua nació hace 12 años en la favela de Tabajaras, en Rio de Janeiro.
✅ Fue a los nueve años cuando leyó por primera vez un libro, y le encantó.
✅ Tres años después, ella sola, a través del teléfono móvil de su abuela, quien la cuida desde que nació, consiguió un espacio en su comunidad, y más de 18.000 títulos.
✅ Le llamó “El mundo de Lua”.
A los 11 años, en una actividad del colegio, visitó una feria del libro por primera vez. Allí escuchó cómo un niño le pedía a su madre un libro, y esta le decía que no podía comprarlo. Costaba 3 reales, aproximadamente unos 60 céntimos.
Mil ideas empezaron a rondar por su cabeza, así que decidió acceder a Facebook, a través del teléfono de su abuela, y pedir donaciones de libros. También envió un mensaje a la gerente del centro comunitario para solicitar un espacio público. Esta pensó que era su abuela, pero cuando se dio cuenta de que quien se escondía detrás del mensaje, la apoyó de manera incondicional. «Si tú puedes, yo también», le dijo.
Su mensaje se hizo viral, y recibió más de 1.500 libros en una semana.
Lua comenta que a su edad ha hecho mucho más por su comunidad que muchos adultos, y señala directamente al pastor evangélico de la favela. La librería es todo un descubrimiento para los niños. Es un sitio acogedor, lleno de cojines y libros y cuentos por todas partes.
«Me encanta venir. Lo hago todos los días. No voy a la escuela, y aquí lo paso muy bien con los comics «- comenta Daniel Couto, de 10 años. «Si no vengo aquí, estoy en la calle».
En su lista de libros también incluye libros más serios, y de temas como el racismo o la intolerancia religiosa. «He visto a mi padre contra una pared y rodeado de policías solo por el hecho de ser negro» – comenta Lua.
Y esta niña, que afirma no leer libros sino devorarlos, ya piensa en su nuevo proyecto: «un refugio para todos los perros y los gatos abandonados de la favela».